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Antonio Orozco. Como un huracán

Antonio Orozco lleva más de quince años en la brecha, cosechando éxitos y firmando canciones que impregnan la memoria de cientos de miles de seguidores.  Y su popularidad, que es mucha, no solo no se resiente por el paso del tiempo, que todo lo erosiona, sino que va fortaleciéndose, añadiendo vigor a una carrera fructífera e intensa de veras.

Criado en la periferia barcelonesa pero de raíces andaluzas, Orozco ha integrado en su discurso buena parte de una educación sentimental muy flamenca –la música que sonaba en casa de sus padres– pero también rockera, con grupos como Triana y El Último de la Fila como modelos de perfección.

Por el Universal Music Festival 2017 –en sesión mañanera de Los Matinales de El País– ha pasado como un huracán. Su irrupción en escena –vigorosa, festiva, impactante– ha confirmado que no iba a hacer prisioneros. La terna formada por “Llegará”, “Mírate”, “Te esperaré” es aplastante. Un rodillo rockero que combina melodía y electricidad con suma inteligencia. Y nuestro hombre es un maestro en el manejo del tempo escénico. Sabe templar, comunicar con el público de forma natural y fluida, extraer emoción del pequeño detalle.

“Podría ser”, con su escalada épica, y “Pídeme” han serenado los ánimos después de tan potente arranque. Una breve cita de “En el camino”, la influyente novela de Jack Kerouac, ha precedido a “El viaje” y a una acertada versión de “Como un burro amarrado en la puerta del baile” de El Último de la Fila. “Un espejo en que mirarse”, así ha definido Orozco al inolvidable dúo catalán.

Sobrado de ganas y de intención, el de L’Hospitalet ha repartido estopa en sus elocuentes parlamentos. La clase política, los directivos de la Real Federación Española de Fútbol o la SGAE han sido objetivo de sus pullas, aunque la mayor parte del tiempo se haya mostrado extrovertido y vacilón. Como el respetable que ha abarrotado el Teatro Real de Madrid ha estado por la labor, ha seguido tirando de él con canciones como “Devuélveme la vida” –cantada entre el público y el guitarrista Pedro Javier Hermosilla–, “Qué me queda” –mostrando su faceta sónica más pop–, “Moriré en el intento” o “Pedacitos de ti”. Este concierto supone un hito, ya que Orozco es el primer artista pop en actuar en el Real en sesión matinal. Y lo ha hecho con todas las entradas agotadas con antelación, cerrando de forma brillante el ciclo de mañanas acústicas del festival.

El final también ha sido de traca. Primero ha pedido a los asistentes que colaborasen enviando SMS a uno de los proyectos humanitarios en que trabaja. Dicho y hecho. Mucha emoción contenida y centenares de móviles brillando al unísono. Luego ha invitado a Pablo López –que estaba sentado en uno de los palcos del patio de butacas– para que le acompañara en “Mi héroe”. Imaginen cómo ha terminado la cosa. Se venía abajo el teatro. La última canción que hemos disfrutado, “Lo que tú quieras soy”, ha sido antesala de una de las despedidas más impresionantes de las vividas durante todo el ciclo, con la ovación más larga del mismo. Merecida ovación, por cierto. Antonio Orozco se ha ganado cada uno de los aplausos que le han brindado.