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Steven Tyler. No se acaba el rock and roll

A Steven Tyler, casi medio siglo de estrellato rockero a sus espaldas liderando uno de los grupos más influyentes del rock and roll, solo se le encuentra en el territorio de las leyendas. Por eso había tantas expectativas ante el concierto que ha protagonizado en la penúltima jornada del Universal Music Festival 2018.

El cantante y compositor de Aerosmith vuela libre en una gira que, lejos de renunciar al imponente legado de su grupo, recurre a él en un paseo que pone el acento en sus momentos de mayor impacto: la segunda mitad de los setenta y la divisoria entre los ochenta y los noventa, cuando la banda de Boston logró el éxito global. Y, más interesante aún, rinde tributo a algunos de los precursores rockeros que le animaron a seguir su propia estrella siendo un chaval.

Las encargadas de levantar el telón, The Sisterhood Band, realizaron un set acústico enraizado en el country más accesible y pinturero. No en vano provienen de Nashville, la capital mundial del género y su principal foco industrial. Las voces del dúo formado por Ruby Stewart y Alyssa Bonagura, cristalinas y perfectamente empastadas, resonaron con fuerza en la sala principal del Teatro Real, que volvió a llenarse para recibir al astro norteamericano. Además de su propio material, rindieron homenaje a Rod Stewart, el padre de Ruby, interpretando “Gasoline Alley”.

Tyler tiene 70 años, pero cualquiera lo diría. Desde el principio demostró que no había venido a hacer prisioneros. Animó al público a ocupar el espacio que separa escenario y patio de butacas y no rehuyó el contacto. Bromeó con la improvisada primera fila, se caló varios sombreros ofrecidos por los fans, bailó a diestra y siniestra, puso firme a los del móvil animando a que mirasen y escuchasen, que para eso se va a los conciertos. Actitud, carisma e instantáneo mando en plaza. Y en cuanto a lo que cantó –y lo bien que cantó– pues lo mismo. Clásicos de los primeros Aerosmith como “Sweet Emotion” y “Dream On”, hitos posteriores como “Cryin’”, “Livin’ On The Edge” o “Janie’s Got A Gun” y versiones de maestros particulares: The Beatles, Janis Joplin & Big Brother and the Holding Company, Fleetwood Mac, Tiny Bradshaw. Exquisito.

El tramo final del concierto fue magistral. Terminó con una calenturienta versión de “The Train Kept A Rollin’” y, como conoce a la perfección los códigos del directo rockero, no se hizo esperar para el bis, que fue sencillamente portentoso. Primero “Walk This Way”, estándar de Aerosmith que más de cuatro décadas después sigue sonando refrescante. Y después, un breve extracto de “Whole Lotta Love” (Led Zeppelin) que culminó una noche fabulosa.