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KIKI MORENTE BRILLA EN UNIVERSAL MUSIC FESTIVAL, ARROPADO POR SUS HERMANAS ESTRELLA Y SOLEÁ, CON LAS ENTRADAS AGOTADAS

La segunda jornada de Universal Music Festival 2024 –la del 18 de junio– fue un privilegio para los aficionados al flamenco.

El gran protagonista de la misma, el cantaor Kiki Morente, presentó en el UMusic Hotel Teatro Albéniz de Madrid las canciones que integran “Azabache”, su tercer álbum, que verá la luz este año. El debut en la capital de este nuevo repertorio no pudo ser más afortunado, con el pequeño de la saga granadina muy bien acompañado en el escenario y arropado por un público que agotó las entradas y que nunca escatimó en entusiasmo.

Camino de los 35 años, Kiki Morente sabe conjugar su responsabilidad como uno de los continuadores del legado familiar y ese espíritu artístico lúdico que siempre lo ha caracterizado, apostando por un camino de expresión para el cante flamenco sin duda personal, fruto del estudio de los maestros pero también de su predisposición a la aventura creativa. Esos fueron los mimbres que entretejió durante casi dos horas, cuajando un concierto rico en emotividad y fundamento.

El show comenzó con las dos canciones que ya se han avanzado del álbum, “Alegrías de Cádiz” y “La Chelita”. El registro vocal de Kiki es potente y su desempeño escénico muy expansivo. Es un intérprete versátil que acomete cantes mineros como la cartagenera, pasa a la malagueña de Chacón y, después, interpreta una seguiriya profunda que nos hizo contener la respiración y que fue rematada por el bailaor Tete, quien sacó chispas de sus botines antes de arrancar aplausos gigantes.

Kiki Morente demostró ser un líder generoso: cedió protagonismo a los guitarristas Joni Jiménez y Carlos de Jacoba –con este último cantó también por bulerías– y compartió micro con Cheto Muñoz y Juan Carmona para reivindicar el importante papel de la escena de los nuevos flamencos en los ochenta, con un medley de Ketama en el que engarzó “Viviré”, “Loko” y “No estamos lokos”, provocando el delirio en la platea. Tampoco quiso dejar pasar la oportunidad de recordar la importancia que el UMusic Hotel Teatro Albéniz ha tenido en su vida –de crío pasó muchas noches aquí viendo actuar a los mejores– ni el papel que Madrid ha jugado en su formación personal y artística.

Cuando parecía que el concierto había alcanzado sus picos de emoción y sorpresa, entró en escena la mayor de sus hermanas, Estrella, para bordar una visceral “Navegaré”. Y después, turno para Soleá, la mediana, en este caso por rumba. Daba gusto ver la cara de Kiki, su gesto cómplice, genuinamente fraterno y de completa felicidad al turnarse en el cante con ellas. Para terminar, “Adiquerala”, gozoso preludio de una ovación final apoteósica –ya con el público en pie– que selló una velada sensacional.