WIM MERTENS OFRECE UN CONCIERTO HIPNÓTICO Y TRIUNFAL A SU PASO POR UNIVERSAL MUSIC FESTIVAL
Wim Mertens es una figura impar, de las que aparecen muy de cuando en cuando en el ámbito artístico. Su obra es tan amplia que incluso los fans de base y los seguidores más veteranos tienen que esforzarse para abarcarla. La variedad de su trabajo como compositor e intérprete es tan rica que le ha permitido conectar con el gran público, pero también desarrollar proyectos de experimentación y vanguardia. En cualquier caso, sus principales anclajes genéricos, los cuadrantes estilísticos en que tiene verdadero rango de estrella desde mediados de los ochenta, son los del minimalismo y la clásica contemporánea.
En esos territorios se mueve con ligereza y total libertad “Ranges of Robustness”, el álbum que publicó hace apenas dos semanas –lleva más de 70– y que anoche presentó en directo en la séptima jornada de Universal Music Festival 2024, acompañado por el trompetista y fliscornista Simon Van Hoecke, solista de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo. El rutilante aspecto del UMusic Hotel Teatro Albéniz para recibir al músico belga en la séptima jornada de Universal Music Festival 2024 –otra vez lleno– certificaba el gran ascendiente que este tiene sobre el público español, siempre caluroso en su acogida al responsable de discos inolvidables como la banda sonora de la película de Peter Greenaway “El vientre del arquitecto” (1987).
Durante la primera parte del concierto, de aproximadamente una hora de duración, presentó el nuevo álbum mostrando desde el principio sus cartas y sello personal. Melodías delicadas que los dos músicos reproducen en loop con pequeñas variaciones, síncopas –las de “Signs of Lines”– subrayadas con arabescos de la trompeta al término de cada compás, pocos elementos repetidos en fase para inducir estados de ánimo con diversos grados de alteración. Un trance muy particular que sin duda afloró en piezas como “Polytics” o “Earth Pores”. En “Marina’s Music”, sin embargo, apuesta por una melodía de tinte romántico que cautiva por su modesta belleza, que Mertens sublima en el tramo final repitiendo la escala cada vez en un tono más agudo, mientras Van Hoecke responde con brochazos de trompeta impresionista.
En la segunda parte del concierto, ofreció un repaso por algunas de sus composiciones más queridas. Es el caso de “Maximizing the Audience”, que anunció en su único parlamento al público y que prolongó durante diez minutos a piano solo. O el de “Struggle for Pleasure” y “Often a Bird”, que nos emocionaron incluso más todavía que la anterior. Tanto, que el maestro belga y su escudero tuvieron que salir en dos ocasiones para saciar la sed de música –concluyeron con “Drenched In Zink”– de la extática audiencia. En el caso de Wim Mertens, menos no es más, sino mucho más.