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Los Secretos. Siempre a nuestro lado.
Resulta difícil imaginar un inicio mejor para la quinta edición de Universal Music Festival 2019. El concierto ofrecido por Los Secretos este 5 de julio va a permanecer en nuestra memoria para siempre. Ocurre igual con las canciones del grupo madrileño, grabadas a perpetuidad en el disco duro emocional de varias generaciones. El entusiasmo con que ha respondido el público, que ha abarrotado el Teatro Real de Madrid, es la prueba de esa vigencia.
En activo desde hace 40 años, el grupo comandado por Álvaro Urquijo, Ramón Arroyo y Jesús Redondo –a los que se suman Juanjo Ramos, Santi Fernández y Txetxu Altube– siempre navegó contracorriente, al margen de tendencias, sabores de temporada y caprichos de mercado. Dueños de un sonido sustantivo en el que confluyen elementos del country-rock estadounidense y la nueva ola británica, Los Secretos han articulado un repertorio imbatible que asombra tanto por su hondura sentimental como por el grosor de sus logros artísticos.
En esta apertura de Universal Music Festival lo han demostrado con creces. Tienen un fondo de armario tan rico que pueden desplegar casi una treintena de canciones sin que la intensidad del concierto se resienta. Y conviene aplaudir su actitud, porque se niegan a vivir de sus merecidas rentas y siguen incorporando nuevas perlas al directo. En el Teatro Real hemos tenido la suerte de escuchar algunos anticipos de próximo álbum, que verá la luz después del verano: “Lejos” –en la estela de los mejores Byrds–, “Mi paraíso” –su característico sonido Rickenbacker–, “Si pudiera parar el tiempo” –que Álvaro ha introducido recordando a su añorado hermano Enrique y también a Antonio Vega–, “Párpados pintados” –construida con guitarras de 12 cuerdas– o “Me olvidé de tu nombre”, en clave power-pop.
No se ha echado en falta ninguno de los estandartes de su cancionero. Entre los temas más celebrados por el público destacan “No me imagino”, “Qué solo estás”, “Por el bulevar de los sueños rotos” y también su melliza, “Ojos de gata”. Una de las mayores ovaciones de la noche se la ha llevado “Buena chica” y en “Gracias por elegirme” disfrutamos de la maestría de Arroyo con el lap-steel. Urquijo ha querido subrayar cómo la gente fue quien convirtió “Pero a tu lado” en uno de sus estándares más queridos y el respetable ha respondido coreando con entrega, antes de ponerse en pie para acompañarlos en una “Déjame” apoteósica.
El tramo final de la actuación ha ratificado su condición de banda clásica de la que siempre podremos aprender, crucial para el desarrollo del mejor pop en castellano gracias a canciones como “Ojos de perdida”, la vertiginosa “Niño mimado” y “Quiero beber hasta perder el control”. Como Álvaro tardaba en afinar, han improvisado a costa de “Supertramp” vía “The Logical Song”. Y, ya con el cantante preparado, han rendido breve homenaje a los Eagles de “Take It Easy”, cerrando con “Sobre un vidrio mojado”–original de Kano y Los Bulldogs– más de dos horas de sensacional actuación.