Morat. Fiesta pop para toda la familia
Han pasado apenas cuatro años desde que Morat irrumpió en el panorama del pop latino, pero el grupo colombiano ya puede presumir de haber tocado en el Teatro Real de Madrid, algo que muy pocos pueden apuntar en su hoja de servicios. El cuarteto ha cerrado la séptima jornada de Universal Music Festival 2018 ante una audiencia radiante, familiar, que ha vuelto a llenar la sala principal del Real dispuesta a pasarlo bien y a jalear a sus jovencísimos héroes.
Hasta el momento, Morat ha protagonizado una carrera de gran intensidad, jalonada por premios de todo tipo, sold-outs en espacios tan emblemáticos como el Auditorio Nacional de México D.F. y colaboraciones con artistas como Juanes, Paulina Rubio, Alejandro Fernández o Álvaro Soler. Sin duda la fecha de hoy también quedará inscrita en caja alta en su bitácora.
La conquista de Madrid por parte de Morat ha sido rápida, expeditiva, sin escaramuzas ni posible resistencia. Desde el minuto cero del show, apertura infalible con “Mi nuevo vicio”, el público ha abandonado las butacas y se ha entregado al baile y el coreo a conciencia, mientras el grupo tocaba múltiples palos: los aires campestres de “Aprender a quererte”, el compás de vals en “Yo más te adoro” o el ritmo de tenue aroma caribeño de “Cuando nadie ve”.
Como la noche era especial, Morat han querido compartirla con amigos. Sebastián Yatra les ha acompañado en “Di que no te vas”, generando un tremendo griterío. Y su compatriota Nabález se ha sentado al piano y ha cantado “La Correcta” con la entrega que le caracteriza, inyectando un extra de vibración al momento.
Uno de los pasajes más emotivos ha llegado en el ecuador del concierto, cuando los cuatro se han reunido en la parte delantera del escenario para interpretar, a guitarra y voces, “No merezco volver”. Ha sido, además, uno de los escasos tramos de silencio de la velada, en contraste con la euforia de vivida en el turno de “Besos de guerra”, “Amor con hielo” o la épica “Mil tormentas”. Durante dos horas, Morat han ratificado su condición de hábiles compositores. Y el concierto, que ha concluido muy arriba gracias a “La última vez” y “Cómo te atreves”, nos ha servido para recordar que la canción pop –una melodía para recordar, una letra sencilla que toque fibra y mucha convicción– puede hacernos la vida más llevadera. Al menos durante los tres minutos que dura su mágica combustión.