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Núria Graham & Odina. La vida por delante

La distancia corta y la acústica sin adulterar son dos de las principales cualidades de los conciertos vespertinos de Universal Music Festival 2018. Y estas ventajas contribuyen a enfatizar propuestas como las de Núria Graham y Odina. Artistas jóvenes, procedentes de la efervescente escena catalana, dueñas de un discurso muy personal todavía en desarrollo que promete darnos incluso más alegrías. Dos buenos ejemplos de la variedad y calidad que florece en el ámbito de nuestra música independiente.

Establecida en Londres desde hace tiempo, la barcelonesa Odina –Blanca Romero en el DNI– posee una voz delicada y fina que contrasta con el verismo de sus textos. En su interpretación no hay juegos florales ni adornos innecesarios lo cual no solo se agradece, sino que potencia el frágil magnetismo que proyecta sobre la audiencia. Asida a una preciosa Mustang o pulsando un pequeño teclado, interpretó canciones como “Why’d You Make Me Cry”, “Nothing Makes Sense”, una vocoderizada “I’ll Carry You” e incluso su particular visión sobre “Love Will Tear Us Apart” (Joy Division). Hay que seguir sus pasos.

Núria Graham, oriunda de Vic, ya es una cantautora de recorrido considerable pese a tener solo 22 años. Su capacidad para asimilar y metabolizar música de muy diversa procedencia es encomiable y el aplomo con que ha desgranado parte de su repertorio en la Sala de Orquesta del Teatro Real no deja de sorprender. El jugueteo con los armónicos de “Hide Your Emotions”, la vindicación de Britney Spears a través de “Toxic”, la profundidad melódica de “Christopher”, los ecos de Kate Bush resonando en “Smile on the Grass” o el delicado fingerpicking que introduce la novísima “The Stable” ratifican algo que ya sabían quienes la siguen desde el principio: aquí hay una autora con mucho fundamento y una creatividad que desborda incluso las mejores previsiones. Por si fuera poco, el concierto ha terminado con las dos protagonistas de la tarde compartiendo escenario y turnándose en las estrofas de “Marianne”, de Núria. Un detalle, un verdadero regalo.