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Pablo Alborán. Fenómeno que no cesa

El «Tour Prometo» -en el que Pablo Alborán presenta su cuarto álbum en estudio, del mismo nombre- registra números triunfales desde su arranque en Ciudad de México la pasada primavera. Ha llenado espacios emblemáticos como el Auditorio Nacional azteca, el Luna Park bonaerense, el Arena de Santiago de Chile, el Palau Sant Jordi de Barcelona o el Wizink Center de Madrid. Pero este concierto, cerrando la presente edición del Universal Music Festival, quedaba marcado en rojo en tan exigente itinerario. Tocar en el Teatro Real de Madrid es algo extraordinario incluso para artistas como él, que ha protagonizado uno de los mayores fenómenos de la música popular española en esta década.

Que la noche iba a ser especial se sabía desde hace meses. Las entradas se agotaron en un suspiro. En el vestíbulo delteatro, en la platea, en los palcos, en el paraíso, se vivían agitadamente los minutos previos al comienzo. Cuando el malagueño piso tarima, se activó la espoleta de un clamor que ya no se extinguiría hasta más de dos horas después, con la bajada de telón. El diseño de producción del show es elegante y la imponente caja escénica del Real permite que luzca en todo su esplendor. Y el apartado luminotécnico es simplemente espectacular.

Desde la apertura -con «No vaya a ser»- hasta el cierre, Alborán mostró con generoso despliegue vocal las múltiples facetas que conforman su identidad artística. Se mete en piel de fino cantante melódico en elturno de «Recuérdame». Remata su visión romántica del amor con inflexiones andaluzas en «Quien». Se entrega a los brazos de la épica en «Tanto». Apela al compromiso social antes de presentar «Boca de hule», que discurrirá en clave de rock con pespuntes jamaicanos. Se deja llevar por la calentura en «Idiota» y termina frente al cajón flamenco en una breve aunque efectiva batucada. Tiene para dar y tomar. Basta con cotejar el repertorio de hits que desgranó -«La llave», «Curo tus labio? o «Idiota» entre ellos- para comprobarlo.

Además, pudimos escucharle en un formato más íntimo, flanqueado por los guitarristas de su eficaz banda, engarzando «Perdóname», «Te he echado de menos» y «Al paraíso». El bis también fue tremendo. Primero invitó a otro malagueño ilustre, Pablo López, para compartir junto al piano «Cuerda al corazón». Luego siguió solo ante las teclas para bordar «Solamente tú» y «Prometo», que supusieron la cima de una actuación que concluyó de manera contundente, apelando a la inmediatez pop de «Éxtasis» y «Vívela», con el público del Real bailando lejos de la butaca, dispuesto a hacer honor al mensaje de esta última, entregándose a lo excepcional del momento. Un cierre fantástico para Universal Music Festival 2018. Gracias por acompañarnos. ¡Nos vemos aquí el ario que viene!