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THE CHRISTIANS, EN PERFECTA COMUNIÓN CON SU PÚBLICO, CIERRAN LA OCTAVA EDICIÓN DE UNIVERSAL MUSIC FESTIVAL

El último concierto de Universal Music Festival 2024 –anoche en el UMusic Hotel Teatro Albéniz de Madrid, con The Christians como protagonistas– tuvo varios puntos de conexión con el que vivimos hace dos días: Immaculate Fools celebrando cuarenta años desde su fundación. Ambos grupos proceden del Reino Unido no metropolitano y cosecharon sus principales éxitos durante la segunda mitad de la década de los ochenta y principios de los noventa, con sus primeros trabajos. Y los dos conservan un sólido vínculo de cariño con el público español, tal y como hemos podido comprobar en estas jornadas.

Con su apuesta por el pop-soul sofisticado y una depurada ejecución instrumental, The Christians –formados en Liverpool en 1984– consiguieron un éxito gigantesco que los llevó a la cima de los charts británicos en una época –la de Curiosity Killed The Cat, Scritti Politti, Swing Out Sister, Level 42 y tantos otros– con mucha competencia en ese rango estilístico. La voz de su líder Garry Christian –temperada, con cierto rajo negroide, siempre modulada en tiempo y lugar correctos– tuvo mucho que ver en este éxito. Y la atracción de aquel repertorio suave y para todos los públicos permanece intacta. Anoche atrajo a centenares de personas frente al escenario, que arroparon a sus héroes con el cariño que se dispensa a las cosas que tienen verdadero impacto sentimental.

 

El carisma de Garry, su actitud y desenfado, marcaron el ritmo de un concierto que comenzó bien arriba con “Perfect Moment” y “Born Again”. Después, el líder se toma un rato para recuperar el aliento –aunque está estupendo a sus 69 años– e invita al público a que se sienta libre de hacer lo que le pida el cuerpo. Es un buen anfitrión: simpático, cercano y con clase. Conserva esa voz acogedora que sus compañeros acunan con los coros cuando la canción lo pide, tintando de espíritu casi góspel algunas piezas. Se permite, en más de una ocasión durante las casi dos horas de show, abrir turno de preguntas con el patio de butacas, que le toma la palabra y plantea cuestiones divertidas que él responderá socarrón, sin perder la sonrisa.   

 

Y las canciones sin duda acompañan: la épica “Words”, una “Forgotten Town” que conserva esa frescura de lo primerizo o “Ideal”, que también es recibida con entusiasmo. Después, entre todos, clavan un divertimento vocal entre el góspel y el doo-wop, antes de que “The Bottle” levante de sus butacas a parte del sector femenino con su contagioso compás.

 

Para dejar aún más claro que el soul es una de sus principales fuentes de inspiración, interpretan una versión de Marvin Gaye – “Inner City Blues”– como es debido: con peso, groove y calentura. Y para mantener el exigente tirón de la recta final, recurren a la artillería pesada: primero “When The Fingers Point” y “Hooverville”; y en el bis “Sad Songs” y “Harvest For The World” ya con todo el mundo bailando en pleno delirio fan. Un broche fantástico a la octava edición de Universal Music Festival.