The Pretenders. Lección magistral de rock
Chrissie Hynde, líder de The Pretenders y figura cardinal en la convulsa historia de la Nueva Ola, sigue enemistada con la nostalgia. Podría aferrarse a ella y estirar hasta la náusea el chicle de un repertorio sensacional, instalado desde hace décadas en la memoria colectiva. Pero prefiere buscar por otros caminos, abrir puertas, tender manos a nuevos y vivificantes colaboradores.
En los últimos años –pronto cumplirá 66– ha ensanchado el cancionero de su grupo de siempre con dos álbumes de notable: “Break Up the Concrete” en 2008 y “Alone” en 2016, este último producido por Dan Auerbach de los garageros estadounidenses The Black Keys. También se ha estrenado por cuenta propia con otro disco de los buenos –“Stockholm”, en 2014– y se ha embarcado en aventuras de menor eco mediático, como aquel disco a medias con el galés JP Jones.
No debe extrañar, por tanto, que The Pretenders conjuguen sus conciertos tanto en presente como en pasado. En la cuarta jornada del Universal Music Festival 2017, el grupo británico le ha dado un buen repaso a su trabajo más reciente demostrando que estas nuevas partituras no desmerecen en un setlist tan exigente y conocido.
El show, introducido por la sensual “She’s About a Mover” de The Sir Douglas Quintet, nos ha mostrado desde el primer momento el buen engarce instrumental que Hynde y el batería Martin Chambers –únicos supervivientes de la formación clásica del grupo– tienen con la facción más joven de la banda. Aferrada a sus sempiternas Telecaster, embutida en vaqueros y camiseta de Elvis, la comandanta en jefa ha puesto en pie al público –nuevo lleno en el Teatro Real de Madrid– con himnos como “Kid”, “Don’t Get Me Wrong” o la tonificante “Stop Your Sobbing”, el primer single publicado por el cuarteto allá por 1979, composición de su expareja y líder de The Kinks, Ray Davies.
También ha hecho una breve parada en su álbum por cuenta propia vía “Down the Wrong Way”, en la que ha destacado el poderoso trabajo de guitarras de James Walbourne. Dos partituras reposadas y de última generación –“Let’s Get Lost” y “I Hate Myself”– han contrastado con el derroche de energía de “Boots of Chinese Plastic”, el despliegue melódico de “Back in the Chain Gang” –que Chrissie ha querido dedicar a Raquel, la más bailonga en la platea– y el imborrable estribillo de otro clásico: “Brass In Pocket”.
El festín no ha decaído en ningún momento. El infeccioso trote de “Thumbelina” ha terminado en galope. “Mystery Achievement” nos ha recordado la profundidad de la obra de The Pretenders. La infalible “Middle of the Road” ha sido precedida por un divertido solo de Chambers. Y en los bises ha habido tiempo para el matiz –bordaron “I Go to Sleep”, composición de Ray Davies descartada por The Kinks– y el zarpazo eléctrico de “Precious”, con la que se ha bajado el telón de un concierto memorable.