The World of Hans Zimmer. Espectáculo total
La cuarta edición de Universal Music Festival no ha podido empezar mejor. El estreno en España de “The World of Hans Zimmer”, espectáculo total en torno a la obra del laureado compositor cinematográfico alemán, ha levantado el telón de una programación apasionante que continuará desarrollándose durante el mes de julio en el Teatro Real de Madrid.
Las entradas se agotaron hace semanas. Nada extraño, porque es un privilegio disfrutar en este contexto de semejante montaje escénico, que hasta ahora solo había podido verse en arenas y recintos deportivos. El despliegue artístico resulta apabullante. La Orquesta Ciudad de Almería y el Coro Sintagma, perfectamente engarzados bajo la batuta del director Gavin Greenaway, hombre de confianza de Zimmer, despliegan una ejecución portentosa a la que se suman solistas fuera de categoría. Un derroche de talento instrumental y vocal con mucho protagonismo femenino, subrayando en su punto justo la extraordinaria visión musical de uno de los compositores más populares de las tres últimas décadas.
La faceta visual del espectáculo, muy cuidada, también impresiona. Y nos permite recordar la increíble versatilidad de la obra de Zimmer, quien ha navegado entre géneros fílmicos con autoridad. Atravesando parajes inquietantes de la mano de “El caballero oscuro”, apelando a la épica de “El Rey Arturo” o inspirándose en la tradición musical andalusí para “Misión Imposible II”. Conjugando lirismo en “Pearl Harbor”, ataque rítmico en “Rush” y solemnidad eclesiástica en la increíble suite de “El Código Da Vinci”, que arrancó una gran ovación, especialmente al ser presentada la soprano Gan-Ya Ben-Gur Axelrod.
El cine de animación de muy diversa naturaleza también forma parte importante del corpus Zimmer. Y de su espíritu de búsqueda, siempre dispuesto al jugueteo, a la probatura, al atrevimiento. Por eso las partituras para “Madagascar”, “Spirit: Stallion of the Cimarron” y “Kung Fu Panda” ocupan un tramo del concierto. Uno de los más dinámicos y más celebrados por el público.
El lenguaje del músico de Frankfurt es tan rico que puede emocionar con todo tipo de configuraciones. Si cede a la banda base el protagonismo, como en “The Holiday”, triunfa. Con apenas la sección de cuerda y el coro arropando suavemente a la cellista Marie Spaemann en “Hannibal”, sobrecoge. Y con todos a pleno rendimiento –“El Rey León”– logra que el entusiasmo desborde. “Gladiator” compendió de forma brillante muchos de los registros que maneja, a través de otra suite magistral que dejó sin aliento al público. Cuando Zimmer apareció en escena asido a una guitarra Telecaster, todos nos pusimos en pie y aplaudimos a rabiar. Después del cierre con “Piratas del Caribe”, muchas más ovaciones. No era para menos, habíamos asistido a un concierto sensacional.