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Toquinho & Sílvia Pérez Cruz & Javier Colina. Delicias transatlánticas

 Del encuentro entre Toquinho, Sílvia Pérez Cruz y Javier Colina sólo cabía esperar excelencia, sutileza y finura. El concierto que han protagonizado en la sexta jornada de Universal Music Festival 2019 ha colmado todas esas expectativas recordándonos, de paso, que estábamos frente a una alianza artística de excepción. Merecía la pena agudizar los cinco sentidos para extraer toda la belleza desplegada en el escenario del Teatro Real por estos tres gigantes. 

Toquinho ha levantado el telón en solitario, sonriente y comunicativo. Aferrado a esa extensión del cuerpo que es la guitarra. Recordando en sus entrañables parlamentos a grandes maestros y compañeros de la Música Popular Brasileña como Vinicius de Moraes o Baden Powell. Ha tocado composiciones eternas como “Tarde em Itapoã”, Samba pra Vinicius” y, por supuesto, “Aquarela”. Esta última ha arrancado la primera gran ovación de la noche, antes de que el brasileño llamara a escena a Javier Colina. 

Junto al gran contrabajista navarro, figura básica de nuestro jazz, ha despachado la preciosa “Manha de Carnaval” antes de que Sílvia Pérez Cruz pisara la tarima. El trío ha puesto a funcionar su ajustada maquinaria melódica, midiendo la distancia interpretativa, administrando intensidades con sabiduría, entrelazando vibrantes armonías vocales a la altura de “Samba em preludio” y envolviendo “Corcovado” en satén. 

En el turno de Pérez Cruz y Colina a dúo hemos escuchado canciones de “En la imaginación”, el álbum que grabaron juntos en 2011, recreando repertorio cubano de primera categoría. La química escénica sigue fluyendo entre ambos, también un afecto que se intuye genuino. De otra manera sería imposible hacer “Ya no me quieres” –partitura de la prolífica compositora mexicana María Grever– como ellos lo hacen. También han dado un breve paseo por los terrenos de la copla –sensacional la cantante ampurdanesa en “La violetera” y “Ojos verdes”– y del folk de raíz anglosajona, deconstruyendo “The Sounds of Silence” de Simon & Garfunkel. Da igual el género que aborden, tienen tantos recursos y se sienten tan a gusto improvisando que siempre están de diez. 

Toquinho ha regresado bajo los focos derrochando simpatía y anecdotario de sus experiencias con precursores de la bossanova, administrando clásicos del calibre de “Chega de Saudade”, “Eu sei que eu veu amar” o “Garota de Ipanema”. Ahí el trío ha brillado con el sereno fulgor de esta música imbatible. Además, han querido recordar a Pixinguinha, creador del choro, a través de “Carinhoso”. 

Antes de enfilar el tramo final, Sílvia ha lamentado que esta aventura conjunta termine justo ahora, cuando ya todo rueda y la complicidad es total. Después de paladear el delicioso bis con que el trío nos ha regalado –incluyendo en él la emblemática “Asa branca” y “A Felicidade”: hagan cuentas– no podemos sino darle la razón. Qué delicia todo.