Inicio Noticias

UNIVERSAL MUSIC FESTIVAL 2025 SE CONSOLIDA COMO CITA IMPRESCINDIBLE EN SU NOVENA EDICIÓN, CONVOCANDO A MILES DE PERSONAS EN TORNO A SU ESTIMULANTE PROPUESTA

La novena edición de Universal Music Festival ha terminado, dejando un rastro de sonrisas, emociones y momentos para el recuerdo entre las más de 11.000 personas que han asistido a las 13 jornadas que componían su programa, repartidas a lo largo de tres semanas, desde finales de mayo hasta los primeros días del mes de junio.

Afianzado en su emblemática sede, el UMusic Hotel Teatro Albéniz, el festival asume encantado su papel de dinamizador cultural de la capital, ofertando una propuesta de sonoridad amplia y libre de prejuicios en la que hay espacio para artistas y público de todas las generaciones. Un punto de encuentro ya obligatorio entre los melómanos que quieren disfrutar de la música en directo en las mejores condiciones posibles.

Desde el principio, con los dos sold-out de Rosario en su regreso al festival para repasar una trayectoria sin peros que valgan, hasta el exquisito final brindado por el icono maliense Salif Keïta, Universal Music Festival ha convertido sus apuestas en certezas. Se sospechaba que el runrún en torno a Juanjo Bona era más que merecido, pero las actuaciones del joven cantante aragonés –entradas agotadas en ambas: su fanbase es oro molido– han superado cualquier expectativa y lo han confirmado como artista de larguísimo alcance cuyos pasos hay que seguir sí o sí. Con María Terremoto, cantaora singular de eco ancestral sin trampa ni cartón, pasa lo mismo, y poder ver su desafiante espectáculo “Manifiesto” ha sido un privilegio. En el caso de Chiara Oliver, también veinteañera, las coordenadas musicales son de pura efervescencia, por eso vivimos una noche de electricidad teen-pop con todo vendido y la energía desbordando.

En la zona veterana del cartel, lujo ibérico por cortesía de Santiago Auserón y su Academia Nocturna, llevando a terrenos jazzísticos, afrolatinos y caribeños un repertorio sin parangón en el ámbito del pop en castellano. Antes, Mari Rodríguez, la jefa de Chambao, nos puso rumbo al sur con su pop aflamencado de espíritu global y vibraciones positivas, desplegando sonidazo y una actitud escénica de irremediable contagio. La cita con el maestro de maestros compositores Manuel Alejandro merecía el adjetivo “histórica” y justo así es como la vivimos, ojipláticos ante el rosario de tonadas eternas que el jerezano nos contó y nos cantó frente al piano. Y de la terna de actuaciones de la diva Paloma San Basilio –valiente y poderosa, entre otras muchas cosas– nos llevamos la misma impresión de permanencia que con sus ilustres compañeros de cartel: con las canciones importantes nadie puede ni podrá, van a estar ahí siempre, brindando compañía –aliento, alegría, consuelo, euforia– en cualquier circunstancia.

Así pues, la novena edición de Universal Music Festival empieza a conjugarse en pasado mientras su organización –más que agradecida a los artistas, público, equipos técnicos y de producción, patrocinadores y medios de comunicación– trabaja en un futuro inmediato –el de su décima edición, números redondos para una iniciativa cultural diferente a la mayoría– igual de ilusionante. Gracias mil por acompañarnos, nos vemos en 2026.